lunes, 18 de julio de 2011

Indispensable y chingón


¿Cuantas veces sentimos que somos indispensables? Para nuestros papás, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros clientes, en fin, el mundo. Cómo si literal, el hecho de que dejaramos de intervenir en las vidas, destinos, caminos, decisiones, personas hiciera que el mundo terminará, fin, se destruyera a sí mísmo. Se escucha totalmente catastrófico, pero creeme una parte de tí lo siente así. Una parte infantil, inocente, amorosa cree firmemente que si dejas a los otros ser otros podrían enfermarse, tomar decisiones equivocadas, y al final llegar a la muerte.
Y la pregunta del millón es, con qué permiso y con qué autoridad definimos el destino de otras personas ? Es decir, realmente eres indispensable para que las otras vidas sigan funcionando.
Y si miramos otra posibilidad, que tal... y solo que tal... si al intervenir en las otras vidas impedimos que las personas que amamos crezcan, encuentren la sabiduría y la experiencia y sobre todo que VIVAN sus vidas!! Uff... sonaría que somos malos hijos, malos amigos, malos esposos, malos, malos, malos. Y por lo tanto mereceríamos castigo, y es ahi donde empezamos a expiar las culpas, a meternos el pie a nosotros mismos, a sabotearnos y todo por AMOR. Si miramos que el amor es dejar que el otro sea como quiera ser, y dandonos cuenta que lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos empezamos a amar con los OJOS ABIERTOS mirando que el otro es un ser humano en una experiencia de vida y con sus PROPIAS lecciones que aprender y que probablemente al tratar de impedir que el otro avance le quitamos fuerza, dignidad, orgullo, honor.
Así que te invito a experimentar la libertad y el amor de soltar al otro y comenzar a hacerte cargo de TI y solo de TI y que respetando a los demás te respetas a tí y dignificas al CREADOR y a la VIDA dejando que cada cosa tome su lugar.

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